Comencé a orientar mi búsqueda personal hacia las disciplinas orientales alrededor de los 16 años de edad. Tiempo después, un amigo me enseñó mi primer ejercicio de chi kung. Practiqué algunas artes marciales externas, como karate, kung fu, sipalky do.
Me interesé e investigué la filosofía, psicología y religión de Oriente: India, China, Tíbet, Japón.
Estudié y practiqué Budismo Zen con Veronique Moulonguet, Monja Budista de nacionalidad francesa, discípula directa del maestro Taisen Deshimaru. Estudié y practiqué Meditación Vipassana, según la tradición de Sayagyi U Ba Khin. Durante una época de mi búsqueda, me dediqué a examinar la obra de Krishnamurti. Enseñé Tai Chi estilo Yang y Chi Kung tanto en forma personalizada como a grupos. En cuanto a la Alquimia Interna (el nivel más profundo del Chi Kung) , encontré las primeras referencias a los 19 años, en una traducción de un texto del maestro taoísta Chao Pi Ch’en.
Cuando me encontré por primera vez con las prácticas de INBI, gracias a mi amigo, el estudioso y Maestro de artes marciales Darío Nuñez, estaba sorprendido, sentía que había dado con una enseñanza diferente, conectada con las auténticas fuentes del conocimiento que a mí me interesaba; además ese conocimiento estaba presentado de una manera como nunca antes había visto.
¿Es posible que haya dado con alguien capaz de acceder a un conocimiento así…revelando sus claves…?
Para confirmar la intuición que respondía a esta pregunta, decidí hacer a un lado las prácticas anteriores y seguir sólo con estas nuevas prácticas. Al mismo tiempo comencé a examinar la bibliografía de su fundador Oleg Tcherne; fue aquí dónde pude encontrar el enfoque profundo de las prácticas internas como el Chen Taijiquan, el original estilo de Tai Chi que originó a los demás estilos como el estilo Yang que practiqué inicialmente, asimismo se abrió el acceso a otras prácticas como el Bagua (pakua), Xing Yi, Tui Shou y otras prácticas dinámicas como así también el correspondiente complemento de prácticas en quietud como la Meditación y el Yoga Taoista, todas enfocadas desde la perspectiva interna es decir el autocultivo y transformación de la energía interna.
Continúo aprendiendo; la investigación, el aprendizaje es un camino abierto. Implica práctica, estudio, descubrimiento, cambio…